Llegó la madrugada del Lunes de Pentecostés, la noche más esperada por los rocieros venidos de muchos lugares y por los almonteños. Todo comienza a partir de medianoche con el Rosario de Hermandades, en el que se forma una comitiva con todos los Simpecados de las 127 filiales con cortejos de velas, bengalas y enseres, desde la más nueva a la más antigua. El recorrido comienza en la plaza de Doñana y termina ante el Santuario, se va rezando el Santo Rosario y los misterios son cantados con las letras del particular Rosario por Sevillanas que popularizó el Coro de la hermandad de Gines. La tradición dice que cuando este rosario acaba y llega al Santuario el Simpecado de la Matriz de Almonte, es la señal para que comience la procesión.
Este año por ser el primer Rocío sin ninguna restricción tras la pandemia que hemos tenido estos últimos años, además de la procesión inconclusa del año pasado, hizo que los nervios de los almonteños se sobrepasaran y que saltaran la reja cuando aún no había acabado el Santo Rosario. Se terminó el rezo del rosario más deprisa de la cuenta y las 15 hermandades más antiguas pasaron ante el Santuario de forma mucho más rápida. Después de esto, la Virgen ya salió a la calle y comenzó una larga y bella procesión que la llevaría a saludar a todas las hermandades filiales y a bendecir a todos sus hijos. Tras tres años sin darle la luz del sol a la Virgen la mañana de Pentecostés, este año si pudo ser. La Virgen se recogió en su Santuario pasadas las dos de la tarde y tras casi doce horas de procesión.
¡Espero os haya gustado este reportaje!