domingo, 26 de mayo de 2019

Ermita de Setefilla




Hoy nos vamos a la Ermita de Setefilla, en el término municipal de Lora del Río (Sevilla) y en las estribaciones de la Sierra Norte.

Durante la Edad Media Setefilla fue un importante enclave relacionado con la conquista musulmana, la reconquista cristiana y la repoblación consiguiente de la zona.
 
Tras la conquista musulmana, la región quedó bajo el control de la tribu bereber de los Banu Layt, quienes fortificaron el castro de Chadfilah o Chant-Fila entre los años 888-912. Tras la reconquista de la zona por Fernando III en 1243, aparece citada por Alfonso X con el nombre de Septefilia o Siete Fillas, denominación que engloba un área más extensa y que alude a siete sedes o despoblados. La Mesa de Setefilla albergó una población hasta el abandono definitivo del lugar en 1539. Fiel testigo de ese primitivo poblado son los restos del Castillo y el Santuario de Setefilla.
 
 
 


 


El primer templo setefillano fue construido por la Orden de San Juan en 1282 tras la cesión de estos territorios a la Orden. Este templo debió ser más pequeño que el actual santuario, pero situado en el mismo lugar. 
 
El poblado de Setefilla tenía una iglesia prioral dedicada a Nuestra Señora de la Encarnación, cuya imagen presidía el templo. Tenía función a su titular y patrona el día de la Encarnación, el 25 de marzo.

La población de Setefilla era sencilla: ganaderos, labradores, pequeños propietarios y algún artesano. Dado que los propietarios de fincas y ganados vivían en Lora, el poblado siempre orbitó alrededor de la villa loreña, de la que dependía en lo civil y eclesiástico. La devoción trascendió a Lora, y así consta en muchas actas del Cabildo municipal loreño, la más antigua de la que se dispone, del 2 de abril de 1551 recuerda el voto que se tiene desde antiguamente y que consiste en ir perpetuamente y para siempre cada año en procesión desde esta villa a Nuestra Señora de Setefilla el día de la Encarnación de Nuestro Señor.
 
El hecho de que Lora se convirtiera en promotora principal del culto, trajo consecuencias y cambios. El primero fue la manera de nombrarla. Los setefillanos llamaban a su Patrona, Nuestra Señora de la Encarnación, por estar dedicada a este misterio la iglesia prioral, sin embargo los loreños empezaron a referirse a ella con el nombre del lugar en que era venerada, Setefilla. Así los primeros loreños que acogieron a los emigrantes setefillanos si sabían perfectamente que Nuestra Señora de la Encarnación y la Virgen de Setefilla eran la misma imagen, pero sus herederos se olvidaron que Setefilla era el nombre de un pueblecito abandonado de la sierra y se le consideró propio de la Virgen. 
 
Otro cambio producido durante el siglo XVI fue el de la fecha en que se celebraba la fiesta de la Virgen, del 25 de marzo al 15 de agosto y posteriormente al 8 de septiembre al coincidir con la antigua Feria de Ganado.
 
 
 


 





El actual santuario es un edificio originalmente de estilo mudéjar, en el siglo XVIII se reconstruyó tras sufrir los efectos de un huracán en el año 1709.
 
 Dos portadas presenta la iglesia, una situada en el muro de los pies y otra en la nave de la Epístola. El templo se encuentra rodeado por una galería exterior porticada y encalada.
 
 
 












 
 


El interior tiene tres naves, la central se separa de las laterales por cinco arcos de medio punto que descansan en cuatro pilares y cubiertas con artesonado de madera. La capilla mayor tiene un tramo cubierto con cúpula sobre pechinas decorada a principios del siglo XVIII con pinturas azuladas y otro con bóveda de cañón con lunetos. 
 
El altar mayor data de 1730 aproximadamente y presenta un sólo cuerpo, con estípites y columnas salomónicas, rematado por un ático. La imagen titular, Nuestra Señora de Setefilla se encuentra en un camarín octogonal, y es copia fidedigna de Agustín Sánchez Cid de una talla tardogótica de tipo fernandina destruida en los sucesos de 1936. También se sitúan en el retablo las esculturas de Santa María Egipciaca y de San José.

En la nave del Evangelio hay primero un retablo con una pintura del Calvario del siglo XVIII. Una escultura de San Antonio de Padua de mediados del siglo XVII ocupa un retablo a los pies de esta misma nave.

Una buena colección de “Vítores”, de los siglos XVIII, XIX y XX, se distribuyen por los muros de la iglesia, y una serie de exvotos en torno al camarín.
 
 
 







 
 
 
 






Hasta aquí este reportaje de la Ermita o Santuario de Setefilla,
¡Espero os haya gustado!.


lunes, 20 de mayo de 2019

Alcalá de Guadaíra






Seguimos con la ruta por pueblos de la provincia de Sevilla.

Hoy nos vamos a Alcalá de Guadaíra.

Este municipio se encuentra en la comarca de Los Alcores. Está situado a 17 kilómetros de Sevilla y tiene 75256 habitantes.
Cuenta con un patrimonio histórico y natural de considerable interés.


La presencia del Río Guadaíra, en cuyo margen ha habido molinos desde la época romana y la cercanía de grandes cortijos donde se trabajaba el trigo han hecho de Alcalá de Guadaíra una ciudad con gran tradición panadera.

Aunque en la actualidad esta industria ya no es el pilar económico de la población, sí sigue siendo su seña de identidad: los sevillanos continúan asociando su nombre al pan artesano y de calidad, llamándola con cariño Alcalá de los Panaderos.


Arriba y abajo os enseño el Ayuntamiento del municipio, edificado en el siglo XVII, antiguamente fue el Hospital de San Ildefonso para pobres.









El consistorio se encuentra en la plaza del Duque, una de las plazas principales del municipio, de planta casi triangular destaca por sus jardines, fuente central y bancos de cerámica.











Desde esta plaza subimos por la pronunciada cuesta de la calle José Lafita hasta llegar a la Iglesia parroquial de Santiago el Mayor, templo de principios del siglo XVI de estilo gótico mudéjar con posteriores reformas en el siglo XVIII.













El interior del templo tiene tres naves de cinco tramos y ábside poligonal. Los tramos correspondientes a la cabecera se cubren con bóvedas de crucería o nervaduras, mientras que el ábside queda bajo una bóveda de casetones. En el primer tercio del siglo XVIII se le añadieron tres tramos más al cuerpo de la iglesia, que fueron cubiertos con bóvedas de cañón en la nave central y bóvedas de arista en las laterales. La iglesia contiene en su interior varios retablos que datan de los siglos XVI y XVIII. Muy interesante es el retablo de Ánimas que proviene del despoblado de Gandul que trataremos en otra entrada y la capilla de la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno.























 Salimos de esta iglesia y subimos al recinto fortificado y allí vemos el Castillo de Alcalá de Guadaira, resultado de un continuo proceso de superposiciones y transformaciones de estructuras militares y domésticas, que comenzarían con un primer asentamiento ibérico.

El actual Castillo comenzó a construirse entre la segunda mitad del siglo XII y primer tercio del siglo XIII. Desde mediados del siglo XIII y hasta principios del siglo XIV la fortificación toma su forma definitiva, apoyada en las construcciones y trazados anteriores almohades; siendo el castillo durante este tiempo el baluarte defensivo de Sevilla en la frontera con el Reino de Granada.

El castillo se ubica en el extremo oeste del conjunto y hasta él se llega a través de la explanada de la desaparecida villa medieval. Presenta por el exterior una barbacana, parcialmente destruida en su flanco norte y estructuralmente está formado por un total de once torres con sus trozos de murallas intermedios correspondientes, y en él se distinguen tres recintos interiores independientes entre sí y bien diferenciados.
















Dentro del recinto fortificado se encuentra el Santuario de Nuestra Señora del Águila, Patrona de Alcalá de Guadaíra.

Se trata de un templo gótico mudéjar del siglo XIV que se levantó sobre una antigua mezquita, en un solar en el que al parecer anteriormente existió una iglesia visigótica.

Fundada en la época del rey Fernando III, este templo tuvo carácter de parroquia bajo la advocación de Santa María del Castillo, hasta el siglo XVIII.

Su torre de planta cuadrada y coronada por almenas, corresponde al alminar de la antigua mezquita, aparece aislada y con ventanas de ascendencia mudéjar.



















Antes de salir del recinto fortificado nos asomamos desde sus murallas y vemos la ciudad a los pies.










Ahora nos vamos a la ladera del cerro del castillo lo que se conoce como el Arrabal de San Miguel, allí vemos primero el Arco de San Miguel, en la coracha que protegía las faldas del castillo se abrió en el siglo XIV esta puerta de acceso.

Avanzando un poco nos encontramos la antigua Iglesia de San Miguel, de estilo mudéjar edificada en el siglo XIV. A mediados del siglo XX fue rehabilitada convirtiéndose en centro cívico.














Después volvemos a bajar al centro de Alcalá y vemos el Convento de Santa Clara, regido por monjas clarisas. Se edificó en el siglo XVII con posteriores reformas, la más importante tras los sucesos de la guerra civil.












A pocos metros de este convento se encuentra el Teatro Gutiérrez de Alba, finalizada su construcción en el año 1931 por el arquitecto sevillano Juan Talavera. Además de este teatro céntrico el municipio cuenta también con el Teatro Auditorio Riberas del Guadaíra de reciente construcción.








Ahora os enseño algunos detalles de distintas casas del centro del municipio.













Después vemos la Iglesia parroquial de San Sebastián, antigua ermita del siglo XIV en extramuros, que entre los siglos XV y XVI la absorbe el núcleo urbano y es ampliada y convertida en parroquia, es de estilo mudéjar. Sufrió importantes reformas tras los sucesos de la guerra civil.



















Bajando la calle San Sebastián llegamos al conjunto del Parque Centro y el Museo de Alcalá de Guadaíra, resultado de la rehabilitación de un conjunto industrial de principios del siglo XX, también en los alrededores en encuentra la Casa de la Cultura.











Cerca de allí y en la callejuela del Carmen visitamos la Capilla del Carmen del Colegio Salesiano, antiguo convento del Carmen. Construida en el siglo XVIII con posteriores reformas, la más importarte tras los sucesos de la guerra civil. En el muro izquierdo está adosada la Capilla del Santo Entierro, sede de la hermandad del mismo nombre.













Nos vamos a la ribera del río Guadaira y primero vemos el Puente de los Panaderos por el cual pasaba el tren de los panaderos.










En segundo lugar vemos el Puente de Jesús Nazareno o Puente Romano, la tradición asegura que el puente de Jesús Nazareno es de origen romano. Ya en 1846 Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico lo calificó de romano y el ilustre ingeniero de caminos Carlos Fernández Casado en su Historia del Puente en España de 1939 lo catalogó así. Aunque no existe una datación exacta del origen del puente, su historia está muy vinculada con la fortificación que desde la época ibérica ha existido en el emplazamiento del castillo. Puente y castillo disfrutan de una posición estratégica y complementaria, el primero situado en un vado natural del río y el segundo sobre una atalaya que domina el vado y a la vez la campiña.












Cruzamos el puente y a pocos metros se encuentra el Cerro del Calvario, coronado por la Ermita de San Roque, forma parte de un antiguo recorrido penitencial del que dan testimonio algunos templetes que quedan en la ladera del cerro.

El edificio presenta actualmente una sola nave, aunque originalmente debió tener crucero. La obra inicial parece ser del siglo XVI, si bien se produce una reconstrucción casi completa a finales del siglo XIX.











Volvemos al río Guadaira y vemos ahora el Puente del Dragón, construido en el año 2007, es el único puente figurativo de Europa.









Por último y en la ribera del Guadaíra existen numerosos molinos de época islámica y bajomedieval.

Os traigo fotografías de el molino de la Aceña, el molino de Realaje y el molino del Algarrobo.









¡Espero os haya gustado este reportaje!